lunes, 27 de diciembre de 2010

Dictadura del Invierno

El frío congela los huesos y borra todo recuerdo cálido. El viento limpia el rostro y el mundo aparece nuevo, aunque receloso y hostil. Las aceras calientes sólo son ahora sueños confusos de otras vidas más luminosas. Las borrascas nos van alejando y yo sigo caminando a buen ritmo como siempre, pero sin rumbo como nunca. Los anticiclones me enrojecen la nariz y casi olvido tu aroma. Una tragedia insoportable.

Nada que ver con esos inviernos que tú convertiste en mis mejores veranos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

La tranquilidad es una bajeza del espíritu

En el libro 'En la belleza ajena', Adam Zagajewski recuerda esta cita de Tolstoi: "Me muero de risa cuando recuerdo que pensaba que uno puede hacerse un pequeño mundo dichoso y honrado en el que con tranquilidad, sin errores, sin arrepentimiento, se vive despacito haciendo sin prisa y a conciencia sólo lo que es bueno. ¡Es ridículo! No se puede. Lo mismo que no se puede estar sano sin movimiento, sin gimnasia. Para vivir honestamente, hay que bregar, perder el camino, luchar, equivocarse, empezar, abandonar, de nuevo empezar, y luchar y perder eternamente. Y la tranquilidad es una bajeza del espíritu".

Me encanta esta cita y, aunque luego Zagajewski reconoce que a medida que fue madurando se alejó de esta idea, a mí me parece muy acertada. Un día, comentándolo con un amigo muy sabio, me llamó la atención sobre lo bonita que es la palabra "bregar"... y no le faltaba razón.

Así que nada, a seguir bregando se ha dicho, porque puede que en realidad, lo interesante de todo esto esté precisamente en esa lucha, y no en la consecución final de ese pequeño mundo dichoso.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Almanaque de la Historia de España


En esta entrada voy a hacer un poco de promoción. Y es que mi gran amigo Pedro acaba de publicar su primer libro: Almanaque de la Historia de España. Se trata de un libro en el que se ha escogido un acontecimiento histórico para cada día del año, y que ofrece el placer de recordar con detalle sucesos importantes de nuestra historia, añadiendo el atractivo de la efeméride. Todavía no he podido leerlo completo, aunque sí he visto fragmentos, y merece la pena.

El libro está muy bien editado por Ciudadela, y puede ser un estupendo regalo para estas navidades. Así que ya sabéis, compradlo aquí.

Perico y yo convivimos ocho largos meses en La Línea y en ese período tuvimos tiempo de vivir muchos disparates: juergas incomprensibles, bodas chilenas frente al mar, tablaos flamencos en Estepona, traiciones descubiertas, noches de fútbol y jazz, gorditos nocturnos de cierre… Vivíamos como dos desgraciados, pero éramos (y somos) unos auténticos señores que sacaban adelante un periódico, comían grandes cantidades de pez espada y soñaban con escapar de allí mientras consumían gintonics y puros en un café de los de antes. Somos distintos, pero nos une, entre otras muchas cosas, el hecho de que seguramente hubiéramos vivido más cómodos en otra época. Quizás por eso, nadie habría hecho mejor este almanaque.

Para terminar, dejo un enlace de la entrevista en contraportada que le hizo La Razón la semana pasada. No os dejéis engañar por la foto. Es buena persona.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sobre el chándal, la cultura del esfuerzo y otros...

Que un andaluz llegue a la edad de 27 años y nunca haya estado en paro es un auténtico record. No podía ser… y decidí pasar de tener cuatro compañeros a cuatro millones. El primer día que fui a la oficina del INEM fue muy ilustrativo y aprendí muchas cosas. En primer lugar, el uniforme oficial de parado: el chándal. Yo, que iba, como habitualmente, en vaqueros, empecé a sentirme raro cuando comprobé que todos los varones vestían el correspondiente chándal, con sus correspondientes botines. El razonamiento me imagino que es el siguiente: “como no voy a trabajar tengo que ir cómodo (fresquito que dirían algunos)”. Por otro lado, también observé que es imprescindible no afeitarse. Una barba de tres o cuatro días da mejor imagen de desempleado. En cuanto a las mujeres, lo más frecuente es no lavarse el pelo el día que van al INEM, y dejar algún que otro mechón tieso que indique convenientemente que se ha levantado cinco minutos antes de ir a sellar.

Poco a poco, me voy adaptando a la vida de parado. Además, he contado con sabios consejos de grandes amigos que también están en la misma empresa, y que sigo a rajatabla. El último fue: “No preguntes nunca qué día es un lunes. Hay gente a la que le sienta mal”.

En fin, para terminar y ya hablando en serio, tengo que decir que por una parte me alegro de la cobertura que existe para los desempleados (si no, ¿de qué iba a vivir ahora?), pero por otro, me parece lamentable que uno pueda ganar exactamente lo mismo (o incluso algo más) estando en el paro que trabajando como un desgraciado todos los días. ¿Así se incentiva en este país el esfuerzo?, ¿así vamos salir de la crisis? Pero ya deberíamos estar acostumbrados: hace muchos años que aquí no se premia ni se incentiva al que se esfuerza (empezando por los colegios). Es mejor nivelar por abajo, para que los vagos y los jetas no se sientan discriminaditos. ¿O no?

lunes, 1 de noviembre de 2010

Uno de cuatro millones...

En esta ocasión sí que tengo una buena excusa para el tiempo que lleva desactualizado el blog. Como muchos sabéis, me he quedado sin trabajo y me he marchado, después de tres años, de Socuéllamos. Lo cierto es que irme de allí ha sido una decisión mía y, aunque las razones están clarísimas en mi cabeza, son complejas para explicarlas aquí. Por decirlo de alguna forma, mi etapa allí había concluido. Al menos, en este primer capítulo.

A pesar de haber sido, como he dicho, una decisión mía, no ha sido fácil irme. Mis últimos quince días allí fueron como un sueño de cajas por embalar, ginebra a raudales, múltiples despedidas y un continuo nudo en la garganta. A pesar de la tristeza, hubo momentos, fotogramas, que han quedado grabados a fuego.

Ahora estoy en Palencia, mentalizándome para pasar más frío que cazando focas. Estoy contento de estar otra vez con mi familia después de vivir tanto tiempo solo. Así que nada, una vez más, vivo sin saber qué me deparará mi alucinado futuro, ni cuál será el destino de mis próximas aventuras. Mientras tanto, iré sacando brillo a mis armas de plata.

PD: Ahora que tengo más tiempo, esto estará más activo. ¿Las próximas entradas? Quién sabe: lo mismo un resumen capitulado de mis tres años en Socuéllamos, lo mismo una disertación sobre la vida de parado, o quizás sobre el efecto del agua marina para cambiar las penas por alegrías. ¿Quién lo puede saber?

lunes, 13 de septiembre de 2010

Aquella chica que cantaba...

Dando un paseo por el blog, revisitando entradas antiguas, he visto un comentario de aquella chica que cantaba tan maravillosamente bien la canción de Los Moles. Como soy tan despistado, sólo he tardado en ver el comentario unos diez meses… En fin, que como me he acordado de ella, y he visto que ha colgado nuevos vídeos en su canal de Youtube, procedo a compartirlos con todos (con su permiso, espero…). No es que me guste especialmente La Quinta Estación… pero hay que reconocer que esta niña tiene ángel cantando lo que sea.

domingo, 22 de agosto de 2010

Ella no tiene ni puta idea...

… de lo que esconde. Quien quiera que seas ¡sal de su cuerpo, de ese palacio inmerecido! Ignora que ella significa el orden y a la vez el caos. Guarda tal dosis de alegría y vida radiante, que si fuera consciente de ello, sería fatal para nosotros. Y no lo sabe; se limita a ser, como debiéramos todos y casi ninguno logra. Su misterio y complejidad son indescifrables, y no la puedo asumir alegremente, porque es desbordante y punto.

No existen reglas para ella, y si nacen es porque las crea de forma ingenua. Esto es lo asombroso. Toda ella se derrama y sola se repliega, a su antojo, como de costumbre. Posee una potencia inaudita y yo, el más bravo de todos, aún con diez mil brebajes –que sabe Dios que los tomo- soy incapaz de mantenerme erguido ante figura tan graciosa.

Pues nada parecido me he cruzado. Reparte dolor y besos y más dolor en proporciones exactas, ¡Y qué inocente!, ¡Y qué detestable! Una belleza terrible y verdadera. Inmutable siempre, resulta increíble porque ni siquiera sufre, tan sólo se limita a padecer. Y cuando padece se hace magnífica.

Un torrente de vida por los cuatro costados, con capacidad ilimitada para retorcer lo sencillo y simplificar lo asquerosamente complejo. Todo con un gesto casualmente innato. Su candor es fiereza disfrazada y viceversa. Sólo una mirada y la conversión ya es un hecho. Tal es su poder. Los escudos se resquebrajan, los metales estallan.

¡Ah, y esa oscuridad! Esa sombra perversa que se adivina en sus ojos y en su hombro desnudo. Toda colosal, persigue en sueños, mientras su cuerpo reposa. Salvaje y visceral, incluso tumbada en el suelo desafía, lanza improperios y vaticina. Advierte tu desgracia por si no lo sabías, y así queda exenta de culpa. Porque no conoce la culpa a pesar de las víctimas. Ama sólo un rato, pero ¿qué ama? Nadie lo sabe.

Posee venenos a docenas y nunca averiguas cuál es el de hoy ¿Uno placentero y mortal? Maneja la dulzura y los escupitajos en todas sus gamas. No vacila, deja la melancolía para otros.

Y no es que no merezca uno semejante demostración de Belleza; no es que sea incapaz de afrontarla. Simplemente, resulta demasiado compleja de aprehender. Y sólo un imbécil puede soportarlo, pues su ignorancia lo protegerá de saber que ha topado con una jodida Diosa.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Sweet_cidio

El suicidio es un asunto que siempre me ha interesado. No para practicarlo yo, pues aún no he llegado a semejante nivel de desesperación ni decadencia moral. Sin embargo, me impresiona que un acto tan antinatural como quitarse la vida pueda existir, y haya quien lo practique.

Es innegable que el suicidio, al menos así me lo parece, es un acto que encierra cierta belleza. Y el origen de esa belleza radica en la victoria de la voluntad –perturbada o no- sobre el fortísimo instinto de supervivencia. El desprecio a la vida es tan aberrante que su materialización llega a convertirse en un acto incluso heroico.

Evidentemente, existen en la Historia suicidios más bellos que otros. Lo verdaderamente inquietante es cuando la decisión de quitarse la vida no nace de un impulso imbécil ni de un desequilibrio de origen psicológico, sino de una idea moral o intelectual. Éste, junto al clásico suicidio por amor, me parece el más bello e impactante.

En cuanto a suicidos extraños, se me vienen algunos al azar a la cabeza. Recuerdo que hace años, cuando leí ‘Confesiones de un burgués’ de Sándor Márai, me impactó que este excelente escritor húngaro se quitara la vida con casi 90 años. ¿Por qué lo haría?, ¿qué le llevó a perder la paciencia y no esperar tranquilamente la llegada de la muerte, ya tan cercana?

Otro suicidio que impresiona es el de Belmonte, el gran torero sevillano. No está claro si fue suicidio o accidente (se disparó con una escopeta), pero tras leer su biografía también sorprende que una persona tan racial, artística y sensible, después de tanta lucha se quitara la vida, cuando precisamente disfrutaba de su merecida recompensa.

El tercer suicidio que recuerdo ahora es el del escritor polaco Jan Potocki, autor de ‘El Manuscrito encontrado en Zaragoza’. Potocki, como ya conté una vez, arrancó una bolita de plata de su tetera y se dedicó a limarla pacientemente hasta que ésta se adaptó perfectamente al cañón de su pistola. Luego, simplemente se disparó.

Para finalizar, dejo una escena suicida que me fascina. Pertenece a la película ‘Las reglas del juego’, que es mediocre pero tiene cosas interesantes. Nunca me canso de mirar a esa adolescente herida cortándose las venas, brotando la sangre, como un ritual reivindicativo; el suicidio como la única y última forma de dejar de ser invisible.

http://www.youtube.com/watch?v=zJXKAb-i0mc

PD. Que no se asuste nadie, que no estoy enfermo en absoluto. De hecho, pienso que no tenemos derecho a decidir sobre el fin de nuestra vida, como tampoco elegimos tenerla. Nos es dada. Encuentro belleza en el suicidio, pero no lo apruebo en absoluto. Y sí, esta idea mía sobre el no derecho a la decisión sobre nuestra muerte es una idea católica. Por si quedaba alguna duda.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Quiero ser nuevo

Quiero ser nuevo y mirar con ojos jóvenes que desplieguen fotones, esparciéndolos por el aire vestidos de alegría. Deseo pisar el suelo con la misma fuerza y sentir el temblor de la tierra caliente bajo mis pies. Ya ves que no es fácil el objeto y el orden es quimera. La Quimera... esa puta barata de verde, un tacón roto y carmín en las uñas.
Lo siento de veras, cariño, pero no tengo tiempo de aparecer en tus sueños. Ando ocupado en arañar trocitos de una belleza morena y oscura, casi salvaje, que me calma. Tampoco intentes lamer mis heridas con tu lengua blanda y tibia. Van cicatrizando y no queda demasiado tiempo. El sudor es necesario.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Baudelaire y yo


Siempre me ha gustado Baudelaire, y uno de mis libros de cabecera es el Spleen de París. Ahora he empezado a leer sus Cartas a la madre, y he descubierto –quizás con un exceso de vanidad por mi parte- la cantidad de puntos comunes que encuentro entre él y yo. Baudelaire vivía en el caos, y era un ser tremendamente desordenado y tendente a la desgracia. Sufría un constante tormento a causa de las deudas que contraía, que además no eran consecuencia del vicio, sino del justo precio por vivir. Por otra parte, tuvo la desdicha de enamorarse de una de esas mujeres fatales –la mulata Jeane Duval- que hizo su existencia un poco más desagradable (“trabajo por la noche para evitar los insoportables fastidios de la mujer con quien vivo”… “de verdad, me alegro de que no haya ningún arma en casa”).

Su fama de poeta maldito y su propia obra pueden dejar una imagen oscura de Baudelaire. Sin embargo, los testimonios de los que lo trataron revelan todo lo contrario: era una persona buena, simpática y enérgica y, sobre todo, un gran sufridor.

No tuvo suerte en la vida Baudelaire y, sin embargo, sólo hubo una cosa que logró “salvarlo”: su firme y perserverante fe en su propio talento. Su firmeza inquebrantable en sus convicciones artísticas y morales, hicieron de él un verdadero poeta y un hombre que, si bien no logró ser feliz, cumplió su misión en la vida.

Aún me queda mucho libro por delante, pero ya me reconforta descubrir que el autor de una obra tan querida por mí vivió momentos tan alucinados, confusos, desdichados y exuberantes como los míos. Ojalá yo también pueda cumplir alguno de los dos objetivos: ser feliz o, en su defecto, cumplir una misión que, hasta el momento, sigue siendo misteriosa.

lunes, 26 de julio de 2010

Play

Play de nuevo. Siento este parón en el blog, pero era absolutamente necesario. El mes de junio ha sido estrambótico en muchos sentidos y no quería volcar aquí –una vez más- mis venenos más sombríos. En cierto modo, fue un mes simpático a vista de pájaro. Con los pies en el suelo, la cosa ya no tenía tanta gracia…

Luego vinieron las vacaciones, que me han sentado realmente bien. Mi paso por Sevilla, Cádiz, San Fernando, Chiclana, Conil y Matalascañas ha servido de recuperación.

Bueno, este post lo uso sólo para reactivar el blog, y a partir de ahora, volveré a subir cosas a menudo. En las próximas entradas subiré algunas cosas que he escrito durante las vacaciones y, como es habitual, lo que se vaya ocurriendo en mis disparatada cabeza.

Espero que aún sigáis ahí.

miércoles, 23 de junio de 2010

Pause

Queridos amigos, lamento mi desatención al blog. Viendo que pasan los días y soy incapaz de escribir las cosas que deseo, que son muchas, hago una breve pausa. Pronto tendré vacaciones, y puede que me sirvan para despejarme y volver con fuerza a este pequeño hogar mío. Por el momento, tengo demasiadas astillas azules clavadas, y mi energía debe concentrarse ahora en otros asuntos. Espero que, cuando vuelva a darle al "play" (reitero que espero que sea pronto), no esté solo y siga contando con vuestra compañía virtual.
Besos múltiples.

domingo, 30 de mayo de 2010

Felizmente cansado

Una de las razones por la que no escribo más a menudo en el blog es por los días tan extraños y alucinados que vivo. Como ejemplo, describiré uno reciente. Me despierto confuso, me ducho y busco entre mi caos textil con qué taparme, lo plancho y me visto. Voy a trabajar. Nada más llegar a la tele, voy a un instituto a grabar una exposición de los alumnos de plástica, que explica una profesora hippie entusiasmada, respondiendo a mis preguntas aún dormidas. Vuelvo a la tele, escribo algunas noticias y voy a tomar un café. Acto seguido, ya más despierto, acudo a un colegio a grabar una plantación de árboles por los alumnos y un profesor trasnochado me cuenta no sé qué proyecto de ‘La buena suerte’. Vuelvo a la tele y escribo el resto de noticias. A las dos y media me pongo una camisa y una chaqueta que no sé si combinan y doy las noticias en directo. “Buenas tardes señoras y señores. Bla…”

A las tres vuelvo a casa y cocino mis famosas chuletas deprimidas o algo peor. Duermo una breve siesta. Me despierto, me ducho, me afeito y plancho una camisa. Me pongo el traje y la corbata. Me voy a la tele. Llega el jefe del Estado Mayor del Aire y presento un acto institucional y castrense que sirve de inauguración para un avión Mirage F1 (¿?) que ha donado el Ejército del Aire al pueblo. Suenan los himnos y todo eso. Luego hay una ofrenda floral en una ermita, y mientras fumo un cigarrillo un jubilado de 70 años, ex combatiente en el ejército ruso, me cuenta que quiere saltar en paracaidas y no le dejan. Voy a un aperitivo posterior y un militar de prensa me dice lo mucho que envidia mi trabajo mientras lo miro en silencio, con los ojos muy fijos, y comiendo un canapé insípido. Vuelvo de nuevo a la tele, y tras ultimar algunas preguntas, presento un debate entre diez personas (niños incluidos) sobre energías renovables. Una hora de energías renovables. Termina el debate, después de que un niño apocalíptico describa los peligros de los embalses. Recogemos focos, cámaras, cables… Salgo de trabajar, y vestido de chaqueta voy a tomar una cerveza a un bar oscuro en el que la gente me mira como si fuera el novio de cera de una tarta. Tengo compañía femenina pero me siento solo, y contemplo cómo mis batallas acaban en derrota una vez más. Pido otra cerveza para mantenerme en pie y asimilar. Bebo y fumo y miro a los ojos. Es una conversación más bien triste e irremediable. Me marcho a casa. El piso está frío y oscuro. Me quito la corbata, el traje, me miro al espejo pero no veo a nadie. Me meto en la cama y aspiro en la almohada un recuerdo de perfume que todavía dura. Leo unas páginas de ‘París era una fiesta’ de Hemingway en las que describe el alcoholismo de Scott Fitzgerald. Cierro el libro y apago la luz. Estoy triste. Repaso el día mentalmente y pienso que todo lo ha hecho otro por mí. No he sido yo el que ha estado ahí, sino mi sombra. Eso me pone aún más triste. Tengo sueño y no puedo dormir, así que pienso en momentos de mi infancia, cuando todo era más sencillo y luminoso. Al fin, el sueño va venciendo y concluye un día más sin escribir en el blog. Así de simple. Así de complejo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Anacrónico perdido

Aunque nadie sepa definir con absoluta certeza el grado de felicidad, sí que detectamos con facilidad la medida en que somos desgraciados. Me llama la atención que viviendo en la época en la que con mayor ahínco se nos ha empujado a buscar la felicidad, exista un número tan alto de infelices.

Yo, por mi parte, cada vez aborrezco más la coincidencia fatal entre la edad que tengo y la época actual. Aunque no lo parezca, el mundo antes era mejor; el hombre, bueno o malo, era mejor. Nos están arrebatando todo aquello en lo que uno, ante la miseria y la desgracia, siempre ha podido apoyarse.

Hace ahora cuatro años, en un papelito arrugado que encontré hace poco, escribí: “¿Por qué busco la felicidad en conversaciones, momentos, hábitos, lecturas, ritos, poemas y lugares que no corresponden a mi propio momento histórico?, ¿Me desubico por algo o es que nací así, anacrónico perdido?”

martes, 20 de abril de 2010

Las arañas son flamencas

Un corro de arañas me tocan las palmas con el difícil propósito de animarme mientras duran las penitas. Que sí, que eras tú la de las curvas cónicas, todos mis dolores de cabeza y el Neobrufen de 600 gramazos que calma las resacas más aceitosas. ¿Y si crece un jaramago amarillo en medio de mi terraza, qué hago? Que sí, que no lo preguntes más. Que eras tú la de los olés arrancados a las aceras calientes. La gatuna pizpireta. La que nunca llegaba a la pared jugando al pollito inglés. Una, dos y tres. La sacarinosa azucarada en medio de las truchas azules.

Te busco en los precipicios opiáceos, en la calle que no es, y claro, ¿cómo te voy a encontrar si te escondes una y otra vez? Te gusta ponerte caretas poque para ti sí que Siempre es Carnaval, y no este cuadernito azulado. Llegaste por sorpresa como un tsunami, dejando mi corazón como se quedan las plazas después de las botellonas, que diría Ocaña. Nadie te dijo que vinieras, pero viniste a zarandearme. Te busco en el coche, en la sección de congelados del Mercadona, en los cigarritos de vainilla. Sí, esos negros.

Las arañas se arrancan ahora por bulerías fresquitas, para ver qué pasa. Pero no pasa nada, todo sigue igual, sólo que al compás. Tú sigues allí y yo aquí. O viceversa. Porque así tiene que ser. Porque todo está bien. O eso me gusta pensar mientras los párpados se van cerrando poco a poco.

domingo, 11 de abril de 2010

Mi Madre y Mark Rothko







Hace algún tiempo que mi madre se dedica al arte. Su sensibilidad artística no es algo nuevo, sólo que ahora se ha decidido a expresarla en diferentes formas: restaura muebles, rediseña todo tipo de objetos, decora y pinta. Y yo, aprovechando la ocasión, le pedí un lienzo con una copia de un cuadro de Mark Rothko. Pues bien, éste es el impresionante resultado. Lamento que las fotografías (maldito flash) no reflejen ni por asomo el impacto que provoca en vivo. Pongo también el original para que comparen y alucinen. ¿Quién me iba a decir a mí que mi madre me iba a salir, a estas alturas, por el expresionismo abstracto?

Por cierto, se pueden ver más trabajos de mi madre aquí. Y si alguien se anima, que me lo diga, que los precios son módicos y habrá una rebajita para los lectores del blog!! Jaja!!

miércoles, 7 de abril de 2010

Libros, películas y canciones...

En esta entrada voy a mezclar muchas cosas porque hace tiempo que no escribo y porque me da la gana. Aunque no estoy eufórico como otros años, me alegra la llegada de la primavera y el feliz reencuentro con el sol. Otro mes más en las tinieblas y no lo cuento.

He tenido unas últimas lecturas variadas e interesantes. Comencé el año leyendo ‘El agente secreto’ de Joseph Conrad. Sólo había leído ‘El corazón de las tinieblas’, y la verdad es que me ha gustado reencontrarme con su prosa tan peculiar y adictiva. El libro, además de ser una de las mejores ficciones sobre el terrorismo, es un retrato muy bueno sobre el nuevo hombre moderno de principios del siglo XX, con sus miserias y su desorientación ante los nuevos marcos sociales, económicos, culturales y políticos. También he leído ‘La conjura de los necios’ de Toole, que me ha divertido mucho con el grandioso personaje Ignatius Reilly y todo ese aroma de Nueva Orleans. Otro de mis libros recientes ha sido ‘A sangre y fuego’ del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales. Se trata de una serie de relatos sobre la Guerra Civil y, a pesar de que no me gusta leer ficción sobre este tema, hay que reconocer que está muy bien escrito y refleja de una manera imparcial la crueldad del ser humano (fueran del bando que fueran). Me pareció muy interesante y ahora empiezo una biografía suya de Belmonte. También he vuelto a leer ‘Luces de Bohemia’, creo que por tercera o cuarta vez. Nunca me canso de ese humor esperpéntico de Max Estrella y de esa noche tan loca que vive junto a Don Latino de Hispalis.

Y hablando de noches locas, la película que más me ha gustado últimamente ha sido ‘After hours’ de Scorsese. Es una película suya poco conocida pero grandiosa. Me encantan las películas que se desarrollan en una misma noche. ‘After hours’ refleja una de esas noches especiales que todos hemos vivido alguna vez en la que estás tan tranquilo en tu casa y, sin saber cómo ni por qué, se encadenan una serie de hechos extraños que nos empujan a salir y vivir desvarío tras desvarío con los personajes más increíbles que uno pueda imaginar.

En cuanto a música, ahora estoy con las ‘Canciones de mesa camilla’ de Chico Ocaña, que fuera líder de los Mártires del Compás. Cualquiera que me conozca sabe mi devoción por este ‘Flamenco Billy’, y en este primer disco en solitario no defrauda. Aunque las canciones las tenía más que escuchadas porque empezó a cantarlas hace dos años y fueron difundidas en Youtube, es un gusto escucharlas grabadas en estudio. Además, el pasado mes de octubre tuve la suerte de ir al concierto en Toledo. Fue una de esas noches a las que me refería antes, en las que va uno a Toledo con un amigo a un concierto a una antigua iglesia mudéjar reconvertida, y termina ligando con unas profesoras de Religión desinhibidas, antes de mantener conversaciones con los patitos del Tajo…

sábado, 13 de marzo de 2010

Delibes y el amor

Como buen castellano, Miguel Delibes era un hombre austero. Poseía además la sabiduría de los hombres amantes del campo, y en mi opinión fue un hombre afortunado: disfrutó de un gran amor durante toda su vida. También fue desgraciado, pues la muerte de su mujer lo sumió en una depresión de la que nunca llegó a recuperarse. Nunca se sabe cuál es el dolor más agudo, si la pérdida de lo absoluto, o la angustia de no haberlo llegado a alcanzar nunca.

Envidio a Delibes, como envidio a nuestras generaciones antecesoras, que supieron tratar el amor y las relaciones humanas de una forma sencilla y elemental. Hoy la gente continúa buscando lo mismo que entonces: amar y ser amado, pero lo busca en el camino equivocado, desde el egoísmo. Ahora el amor no se vive, se consume. La gente vive ansiosa, buscando desesperadamente el amor, pero cuando les llega no saben qué hacer con él, y lo desprecian imaginando que encontrarán otra persona que les mantendrá eternamente en una especie de nirvana constante. Porque la gente piensa que estar enamorado y mantener una relación es experimentar un sinfín de sensaciones psicotrópicas. Y todo esto sin contar con el actual miedo patológico al compromiso.

El amor hay que trabajarlo porque también es tedio, aburrimiento, disgustos… sabiendo que, por encima de todo, es compartir un proyecto de vida con otra persona. Hace años, esto lo tenía asimilado todo el mundo. También es cierto que no todo lo perteneciente al pasado era mejor, pues retrocediendo más en el tiempo, nos encontramos con los matrimonios de conveniencia. Aún así, me parece más inteligente dejar el amor a un lado para obtener otro tipo de beneficios (posición social, dinero…), que esta desenfrenada, lunática y errónea búsqueda del amor donde no se encuentra.

Para terminar, una cita del desaparecido Delibes: “Nos bastaba mirarnos y sabernos. Nada importaba los silencios, el tedio de las primeras horas de la tarde. Estábamos juntos, era suficiente. Cuando ella se fue, todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabra, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la felicidad”.

lunes, 8 de marzo de 2010

Yo lo he visto...

Las cenizas revolotean, a veces, durante un tiempo demasiado prolongado en la vida de uno. Aunque me empeñe en buscar pepitas de oro y volver a sentir en mis papilas queritivas el gusto añejo de la alegría y lo bello, sólo encuentro soluciones espesas y sucedáneos varios. Pero bueno, afortunadamente tengo buena memoria.

No puedo olvidar que existe otra forma de vivir. Las escapadas con algunas monedas a la playa en invierno, exclusivamente para dormir la siesta sobre la arena; los brindis al amanecer con el cuerpo borracho, pero la mente más sobria que nunca; el ritmo de los segundos marcando el compás de tardes de primavera compartidas con poetas de los de siempre; los besos escondidos en muros de ladrillos vistos; los paseos chulos por aceras de otros continentes, con la guitarra a la espalda, lista para disparar canciones improvisadas; los desayunos eternos de los domingos; el sol y la flama esperando paciente en los portales; las noches de azotea, con las estrellas como público de Palco Platea, y varios felices partiéndose las gargantas, más altos que la amistad misma; el mar abrumador contra los acantilados, sí; las noches de verano enterradas en papeles llenos de tinta, en absoluto silencio y desvarío; vivir con la sal en la frente; las miradas tranquilas y sinceras; los kilómetros en la noche con su mano sobre la mía…

Hay otro mundo. Yo lo he visto. Yo lo he vivido. Y no se parece en absoluto a esta mierda gris que cada día intenta engañarme y convencerme. Hay otro mundo, y yo lo he visto.

martes, 23 de febrero de 2010

Carnaval para el recuerdo

Digo adiós a un carnaval más, que me ha teletransportado a mis mejores años. Ha sido extraño porque no he estado en Cádiz, ni he cantando con mis amigos carnavaleros de siempre. Pero ha sido especial. Por primera vez he experimentado esa sensación que tanto he anhelado de cantar en una chirigota, y lo cierto es que no tiene precio. Salir al escenario, ver y sentir las risas del público –un teatro abarrotado-, cantar con sentimiento… y sobre todo, tener la certeza que esas sensaciones las estás compartiendo con el resto de golfos que llevan junto a ti ensayando tantas noches. Ha sido espectacular.

Y no sólo ha sido eso. Ha sido también ir a todos los bares cantando, con otro grupo, las coplas del jamón del Gran Visir, tocar la guitarra en una fiesta flamenca de carnaval… Me ha faltado sólo la brisa de levante, el olor a salitre y ver el Mora. Pero claro, nada es perfecto.

viernes, 29 de enero de 2010

Sobre 'Las noches de bohemia'

Dedico un post con retraso a mi querida comparsa de Juan Carlos Aragón. Este año, como es ya una tradición, la primera vez que lo escuché me decepcionó, me entraron ganas de matarlo. El día que no me pase eso, el Carnaval ya no será para mí el Carnaval. Luego, lo escuchas infinitas veces, y las melodías imposibles van penetrando cada vez más en uno, hasta llegar a lo sublime.
'Juancarlo' tiene años mejores y peores, como es lógico. Sin embargo, esa música distinta e igual llena siempre mis febreros. Recuerdo como si fuera ayer el año que escuché su primera comparsa, Los condenaos, hace nueve años. Siento el veneno que me inundó entonces y que dura aún hoy. Muchos años (y éste es uno de ellos), hay comparsas objetivamente mejores que la suya. Pero es igual, el carnaval para mí está en sus notas, en el pasodoble de Las noches de bohemia.
Cada comparsa que escucho de Aragón me traslada a un momento de mi vida. Me devuelve al pasado como si de una máquina del tiempo se tratase. Saboreo los momentos eternos que compartí con los que son mis hermanos no biológicos, y también me hacen tragar saliva porque otros se me fueron en febrero.
Uno tiene una vida compleja, con muchas aristas, pliegos y momentos. Sin embargo, escucho esta comparsa y me reconozco igual que con 17 años. El carnaval es mi vida, soy yo, y Las noches de bohemia me recuerdan que hay otro camino: el valiente, el feliz a pesar de todo. Siempre habrá noches de febrero en las que la magia se hace realidad, la memoria se convierte en creación, el viento anuncia la primavera, y ella está más bonita que de costumbre.


lunes, 18 de enero de 2010

Un año de 'Siempre es Carnaval'

Esta semana hace un año que nació este humilde espacio. No estoy satisfecho completamente porque me hubiera gustado escribir en él mucho más de lo que lo he hecho. Sin embargo, sí que me alegra comprobar que un año después sigue vivo. Y el mérito de ello es de vosotros, amigos todos, que os tomáis la molestia de echarle un vistazo de vez en cuando. Si no, seguramente ya lo habría abandonado.

Hace un año nació ‘Siempre es Carnaval’ con la simple intención de comentar el COAC del Teatro Falla, y luego se convirtió en un lugar donde desahogarme y más que plasmar, dispersar algunas de las cosas que pasan por mi desordenada cabeza.

Como deseo en este pequeñito aniversario, pido que mantenga este blog otro año más, y que siga contando con vuestra lectura y vuestros comentarios tan vivos. Como objetivo, escribir mucho más, y publicar las miles de cosas que prometo en cada entrada.

Y ahora, en homenaje al primer sentido de este sitio, hablo un poquito del Carnaval 2010, que empezó el viernes. La verdad es que el concurso ha empezado flojito, y sólo me ha llamado la atención (como a todos) la chirigota de los famosos, la comparsa de A. Martín y el Yuyu. A los famosos hay que reconocerles que no han ido al Falla a hacer el chufla. Vienen con gracia, y con mejor afinación de la que cabría esperar en un primer momento. Me gusta mucho la música de pasodoble, “made in Selu”. Antonio Martín, aún siendo más pesao que el carajo cantándole a la Caleta y a Cádiz, con un tipo que habrá salido cuatro millones de veces, me gusta más que el año pasado. Nunca logré entender la comparsa de 2009. Este año, sí que me atrae la música del pasodoble y especialmente el popurrí. Y, como siempre, se sale Pacoli en el punteao. Por último, la chirigota del Yuyu, de categoría. Grandes pasodobles y cuplés, aunque, como el año pasado, me decepciona un poco el popurrí. Sigo pensando que la mano que mete ahí Sánchez Reyes baja un poco el nivel del Yuyu.

En fin, y ya para terminar, como anécdota, tengo que decir que este año hago una chirigota en Socuéllamos. No es fácil hacer esto en La Mancha, os lo aseguro, pero he encontrado buena gente, y vamos al lío. Como no teníamos mucho tiempo para hacer repertorio propio, hemos cogido “prestadas” letras de carnaval de otros años. La verdad es que ilusiona eso de salir de trabajar e ir a los ensayos. Si no fuera porque en los ensayos, en vez de cruzcampo y unos cartuchos de pescao, comemos panceta, forrete, chorizo y “vinejo”, cualquiera diría que vamos to las noches al lao del Manteca.

sábado, 2 de enero de 2010

Lecturas 2009

Queridos amigos, os deseo a todos que este nuevo año sea mejor que el 2009. Yo siempre confío más en los números pares. Una vez cumplido el protocolo, hoy os voy a hablar de algunos de los libros que más me han gustado en el 2009. Creo que el año pasado comencé con la literatura gótica: dediqué las navidades pasadas a ‘El Monje’, y luego en verano leí ‘Manuscrito encontrado en Zaragoza’, del que ya hablé aquí. Fueron dos lecturas que me apasionaron, inmensas en todos los sentidos, y que me hicieron disfrutar de la grandeza de otros tiempos, en los que importaban las cosas importantes y la palabra sensualidad poseía otro poder.

He leído con mucho interés la novela Suave es la noche, de Scott Fitzgerald. Me fascinó el protagonista, Dick Diver, un hombre con un gran poder de atracción sobre los demás, de buena naturaleza, y en el que todos buscan, a través de sus penetrantes ojos, la propia redención. Su brillante aura se va apagando, ahogada en el alcohol, hasta quedar completamente diluida. Detrás del fracaso, sigue habiendo vida.

A mitad de año, me adentré en Kafka en la orilla, de Haruki Murakami. No conozco mucho la literatura japonesa, pero reconozco que este libro, con su brillante mezcla de triste realidad y magia sin sentido, consiguió conmoverme.

Aprendí mucho con Abriendo el compás, de Felipe Garrigues. Se trata de una introducción al arte del toreo muy útil para un profano como yo. Está escrito con buen humor y una prosa amena y rápida. Me gustó mucho aprender cosas como la querencia del toro, o el temple.

Otro libro que he leído ha sido Cartas a Olga, de Václav Havel. En este libro se recogen las cartas que el que más tarde fuera presidente de Checoslovaquia y la República Checa envió a su esposa durante los cuatro años que estuvo encarcelado. Es muy interesante la lectura tanto del drama humano de la prisión, como las reflexiones de Havel sobre el ser.

He releído una impresionante biografía de Oscar Wilde escrita por Ramón Gómez de la Serna. No sé qué me atraía más, si la vida tan genial de Wilde, o el estilo tan envolvente de De la Serna.

Hacía tiempo que no leía a Paul Auster, y hace pocos meses leí Brooklyn follies. Como es habitual, encontré al Auster de siempre, con su peculiar forma de atraparte con historias humanas. No obstante, no me emocionó. Sigo pensando que su mejor obra es El libro de las ilusiones.

He despedido el año leyendo Fama, de Daniel Kehlmann. Son una serie de relatos con patrones comunes, que en realidad forman una novelita. Me ha interesado mucho, pero reconozco que me ha parecido demasiado desasosegante para este momento.

Por no extenderme más, recuerdo haber releído la obra de teatro La Gaviota, de Chéjov; ‘El mundo moderno’, de Malcom Bradbury; o Luces de Bohemia, de Valle Inclán.

Sé que me olvido de algunos, pero ahora mismo soy incapaz de recordarlos. Espero que en este repaso a mis lecturas del 2009, podáis encontrar alguna que os interese. Si es así, que la disfrutéis. En el próximo post, hablaré de mis películas del año pasado.