miércoles, 17 de noviembre de 2010

Sobre el chándal, la cultura del esfuerzo y otros...

Que un andaluz llegue a la edad de 27 años y nunca haya estado en paro es un auténtico record. No podía ser… y decidí pasar de tener cuatro compañeros a cuatro millones. El primer día que fui a la oficina del INEM fue muy ilustrativo y aprendí muchas cosas. En primer lugar, el uniforme oficial de parado: el chándal. Yo, que iba, como habitualmente, en vaqueros, empecé a sentirme raro cuando comprobé que todos los varones vestían el correspondiente chándal, con sus correspondientes botines. El razonamiento me imagino que es el siguiente: “como no voy a trabajar tengo que ir cómodo (fresquito que dirían algunos)”. Por otro lado, también observé que es imprescindible no afeitarse. Una barba de tres o cuatro días da mejor imagen de desempleado. En cuanto a las mujeres, lo más frecuente es no lavarse el pelo el día que van al INEM, y dejar algún que otro mechón tieso que indique convenientemente que se ha levantado cinco minutos antes de ir a sellar.

Poco a poco, me voy adaptando a la vida de parado. Además, he contado con sabios consejos de grandes amigos que también están en la misma empresa, y que sigo a rajatabla. El último fue: “No preguntes nunca qué día es un lunes. Hay gente a la que le sienta mal”.

En fin, para terminar y ya hablando en serio, tengo que decir que por una parte me alegro de la cobertura que existe para los desempleados (si no, ¿de qué iba a vivir ahora?), pero por otro, me parece lamentable que uno pueda ganar exactamente lo mismo (o incluso algo más) estando en el paro que trabajando como un desgraciado todos los días. ¿Así se incentiva en este país el esfuerzo?, ¿así vamos salir de la crisis? Pero ya deberíamos estar acostumbrados: hace muchos años que aquí no se premia ni se incentiva al que se esfuerza (empezando por los colegios). Es mejor nivelar por abajo, para que los vagos y los jetas no se sientan discriminaditos. ¿O no?

2 comentarios:

  1. Toda la razón. Yo mismo, ahora mismo estoy trabajando, y cuando acabe (ya he echado cuentas) estaré durante 6 meses ganando más de lo que gano ahora. Lamentable, pues sí, al menos mientras trabajo me queda la sensación de sentirme útil, que la vida del parado acaba agobiando.
    Un consejo es dedicarte a hacer todas esas cosas que antes querías hacer y no podías, como leer más, ver más películas o series, hacer ejercicio, o incluso si se puede viajar un poco.
    Suerte y espero que dentro de poco tengas trabajo cerca de nosotros! Pregunta por Ceuta que siempre salen cosas, jaja.

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  2. Muchas gracias Pepe!! Pues sí tío, algo habrá que hacer, porque si no... Pero bueno, una nueva puerta se abrirá el día menos pensado!!

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