jueves, 5 de marzo de 2009

Nostalgia de la ciudad

La vida en un pueblo pequeño tiene muchas ventajas. Conoces a todo el mundo, y todo el mundo te conoce, por lo que vuela en el aire un ambiente familiar que inunda todos los rincones. Es agradable, aunque a los que no hemos tenido esa experiencia antes, nos resulta un poco extraño. Hay quien valora –y sobrevalora- las ventajas de vivir en un pueblo: es cierto que hay mucha tranquilidad, que estás exento de atascos, todo está cerca, la vida es más barata, hay un ritmo más saludable… Pero a mí no me convence todo eso. Prefiero la ciudad.

Cualquier ciudad es válida en su concepto de ciudad, pero luego las hay más especiales y menos. Sevilla es una de ellas (Cádiz también). Sevilla es una ciudad que está tan viva que es difícil explicar esto a los que no la conocen. Cuando uno se siente absolutamente solo, cuando las desgracias vienen a hacerte la visita de las cinco, o cuando todo parece perdido, siempre emerge la ciudad para cuidarte. La ciudad te habla, te mira, te escucha…

Además, siempre he tenido la extravagante y deliciosa sensación de que, aunque estés en casa, fuera hay miles de historias que están sucediendo, y en las que puedes participar. Hay miles de universos y posibilidades para elegir entre todas las opciones posibles, y eso ofrece una paz enorme. La sensación de libertad, aunque es imperceptible porque suele estar muy interiorizada, se expande ante el anonimato y la extensión de las calles. Las luces hacen que la noche sea un apéndice del día, y dormir deja de ser una necesidad para convertirse sólo en otra opción. En un pueblo pequeño, cuando hay alguna posibilidad (que no siempre la hay), acude todo el mundo, y deja de ser única y especial. Las calles son oscuras y duermen día y noche.

No obstante, el ser humano puede vivir en cualquier parte y en todas las condiciones. Como una vez escribí, sólo hay dos hogares posibles: el que corresponde al propio lugar de nacimiento (del que nunca se puede renegar), y el que se construye en un corazón ajeno.

4 comentarios:

  1. Me alegra que continúes con el blog. Yo te leeré todos los días porque te he añadido en mi lista de blogs. Espero que pronto coloques el mío en el tuyo.

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  2. Me gusta este artículo Dani, y además me siento identificado porque es algo con lo que convivo hoy en día. Después de vivir en Benalup, Cádiz y Sevilla, y ahora otra vez en Benalup, creo conocer bien los pros y contras pueblo/ciudad, y a día de hoy me quedo mil veces antes con la ciudad, de hecho en septiembre me volveré a Sevilla porque aquí puedo terminar de volverme loco. Así que espero que nos hagas al menos una visitilla eh?
    Ah, y me alegro de que sigas con el blog. Ánimo!!

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  3. Gracias por leerme, muchachos. De verdad que me entusiasman vuestros comentarios. Cuando vaya a Sevilla te llamo, Pepe.

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  4. Por cierto, no vas a venir a vaquillas verdad?? No sabes la alegría que me daría verte por aquí, aunque supongo que con el trabajo lo tendrás más que dificil.

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