miércoles, 18 de agosto de 2010

Sweet_cidio

El suicidio es un asunto que siempre me ha interesado. No para practicarlo yo, pues aún no he llegado a semejante nivel de desesperación ni decadencia moral. Sin embargo, me impresiona que un acto tan antinatural como quitarse la vida pueda existir, y haya quien lo practique.

Es innegable que el suicidio, al menos así me lo parece, es un acto que encierra cierta belleza. Y el origen de esa belleza radica en la victoria de la voluntad –perturbada o no- sobre el fortísimo instinto de supervivencia. El desprecio a la vida es tan aberrante que su materialización llega a convertirse en un acto incluso heroico.

Evidentemente, existen en la Historia suicidios más bellos que otros. Lo verdaderamente inquietante es cuando la decisión de quitarse la vida no nace de un impulso imbécil ni de un desequilibrio de origen psicológico, sino de una idea moral o intelectual. Éste, junto al clásico suicidio por amor, me parece el más bello e impactante.

En cuanto a suicidos extraños, se me vienen algunos al azar a la cabeza. Recuerdo que hace años, cuando leí ‘Confesiones de un burgués’ de Sándor Márai, me impactó que este excelente escritor húngaro se quitara la vida con casi 90 años. ¿Por qué lo haría?, ¿qué le llevó a perder la paciencia y no esperar tranquilamente la llegada de la muerte, ya tan cercana?

Otro suicidio que impresiona es el de Belmonte, el gran torero sevillano. No está claro si fue suicidio o accidente (se disparó con una escopeta), pero tras leer su biografía también sorprende que una persona tan racial, artística y sensible, después de tanta lucha se quitara la vida, cuando precisamente disfrutaba de su merecida recompensa.

El tercer suicidio que recuerdo ahora es el del escritor polaco Jan Potocki, autor de ‘El Manuscrito encontrado en Zaragoza’. Potocki, como ya conté una vez, arrancó una bolita de plata de su tetera y se dedicó a limarla pacientemente hasta que ésta se adaptó perfectamente al cañón de su pistola. Luego, simplemente se disparó.

Para finalizar, dejo una escena suicida que me fascina. Pertenece a la película ‘Las reglas del juego’, que es mediocre pero tiene cosas interesantes. Nunca me canso de mirar a esa adolescente herida cortándose las venas, brotando la sangre, como un ritual reivindicativo; el suicidio como la única y última forma de dejar de ser invisible.

http://www.youtube.com/watch?v=zJXKAb-i0mc

PD. Que no se asuste nadie, que no estoy enfermo en absoluto. De hecho, pienso que no tenemos derecho a decidir sobre el fin de nuestra vida, como tampoco elegimos tenerla. Nos es dada. Encuentro belleza en el suicidio, pero no lo apruebo en absoluto. Y sí, esta idea mía sobre el no derecho a la decisión sobre nuestra muerte es una idea católica. Por si quedaba alguna duda.

4 comentarios:

  1. http://www.youtube.com/watch?v=n1bzHfnZC8w ;-)

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  2. No queda muy claro si sientes admiracion y/o repugnancia por el suicidio, lo que mas me gusta es el fin catolico, ayer estuvimos hablando de lo mismo en el parque (el Ateneo socuellamino) y recordaba una frase de mi desaparecida y queridisima tia Carmen: "Es atentar contra la voluntad de Dios"

    teresa

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  3. Buko, jaja, muy agudo el enlance. Yo lo había obviado y no esperaba que nadie reparara. Qué tiempos...

    Zarco, que el Ateneo de Socuéllamos sea el parque municipal lo dice todo. Se ve que aquella noche las sombras del suicidio merodeaban en más de una mente.

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  4. Espero que cuando el destino, las demarcaciones, y lo que Dios quiera nos separe....te acuerdes de esta humilde filosofa manchega a la que le hiciste recuperar la fe en la juventud...
    teresa

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