sábado, 2 de enero de 2010

Lecturas 2009

Queridos amigos, os deseo a todos que este nuevo año sea mejor que el 2009. Yo siempre confío más en los números pares. Una vez cumplido el protocolo, hoy os voy a hablar de algunos de los libros que más me han gustado en el 2009. Creo que el año pasado comencé con la literatura gótica: dediqué las navidades pasadas a ‘El Monje’, y luego en verano leí ‘Manuscrito encontrado en Zaragoza’, del que ya hablé aquí. Fueron dos lecturas que me apasionaron, inmensas en todos los sentidos, y que me hicieron disfrutar de la grandeza de otros tiempos, en los que importaban las cosas importantes y la palabra sensualidad poseía otro poder.

He leído con mucho interés la novela Suave es la noche, de Scott Fitzgerald. Me fascinó el protagonista, Dick Diver, un hombre con un gran poder de atracción sobre los demás, de buena naturaleza, y en el que todos buscan, a través de sus penetrantes ojos, la propia redención. Su brillante aura se va apagando, ahogada en el alcohol, hasta quedar completamente diluida. Detrás del fracaso, sigue habiendo vida.

A mitad de año, me adentré en Kafka en la orilla, de Haruki Murakami. No conozco mucho la literatura japonesa, pero reconozco que este libro, con su brillante mezcla de triste realidad y magia sin sentido, consiguió conmoverme.

Aprendí mucho con Abriendo el compás, de Felipe Garrigues. Se trata de una introducción al arte del toreo muy útil para un profano como yo. Está escrito con buen humor y una prosa amena y rápida. Me gustó mucho aprender cosas como la querencia del toro, o el temple.

Otro libro que he leído ha sido Cartas a Olga, de Václav Havel. En este libro se recogen las cartas que el que más tarde fuera presidente de Checoslovaquia y la República Checa envió a su esposa durante los cuatro años que estuvo encarcelado. Es muy interesante la lectura tanto del drama humano de la prisión, como las reflexiones de Havel sobre el ser.

He releído una impresionante biografía de Oscar Wilde escrita por Ramón Gómez de la Serna. No sé qué me atraía más, si la vida tan genial de Wilde, o el estilo tan envolvente de De la Serna.

Hacía tiempo que no leía a Paul Auster, y hace pocos meses leí Brooklyn follies. Como es habitual, encontré al Auster de siempre, con su peculiar forma de atraparte con historias humanas. No obstante, no me emocionó. Sigo pensando que su mejor obra es El libro de las ilusiones.

He despedido el año leyendo Fama, de Daniel Kehlmann. Son una serie de relatos con patrones comunes, que en realidad forman una novelita. Me ha interesado mucho, pero reconozco que me ha parecido demasiado desasosegante para este momento.

Por no extenderme más, recuerdo haber releído la obra de teatro La Gaviota, de Chéjov; ‘El mundo moderno’, de Malcom Bradbury; o Luces de Bohemia, de Valle Inclán.

Sé que me olvido de algunos, pero ahora mismo soy incapaz de recordarlos. Espero que en este repaso a mis lecturas del 2009, podáis encontrar alguna que os interese. Si es así, que la disfrutéis. En el próximo post, hablaré de mis películas del año pasado.

1 comentario:

  1. Yo también descubrí el año pasada a Murakami. Ahora ando con Tokio Blues, y creo que también te puede gustar. Puede que después eche mano de una de estas lecturas.

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