A propósito del arte moderno, copio a continuación algunos párrafos de una crítica que escribí hace ya un tiempo, cuando era estudiante de Periodismo, sobre la Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla. Era para la asignatura Estética y en ella, en contra de lo que pensaban algunas compañeras de la élite socioeconómica de mi ciudad cuando la iniciamos, no aprendimos nada sobre los rayos uva. Yo decía esto, y mi opinión no ha variado en exceso:
En uno de los múltiples vídeos que se exhiben en la Bienal de Arte Contemporáneo se puede oír cómo una voz repite incansablemente “¿qué es el arte?” mientras puede verse el rostro de una joven cuya cara es manoseada de forma continua. ¿Qué es el arte? Como respuesta a esta pregunta, han aparecido innumerables definiciones a lo largo de la historia, muy dispares entre sí y la mayoría de ellas coinciden en la inclusión de la belleza como algo imprescindible. Sin embargo, las obras que se exhiben en el monasterio de la Cartuja, no parecen encajar con las características que se le presuponen a una obra de arte.
A pesar del importante presupuesto con el que contaba, la Fundación Biacs no ha sabido dotar de unidad al conjunto de obras expuestas. Al salir, uno tiene la sensación de haber recorrido un parque temático, lleno de formas y colores, pero que dejan una sensación de vacío enorme, y una intuición de estafa cultural. Pueden ser muchas las sensaciones al contemplar la BIACS, pero desde luego, no la de haber contemplado una verdadera obra de arte.
En primer lugar, si entendemos el arte como un equilibrio entre conocimiento, expresión y formación, no es posible que todo lo que denuncie, provoque, o contenga un mínimo de belleza pueda ser considerado arte. Para que eso ocurra, debe haber una firme intencionalidad estética, perseguir la belleza estrictamente y buscar la forma por la forma. La belleza es lo fundamental, y luego se puede buscar la provocación, la reflexión de los receptores, la originalidad, etc. Pero cuando se invierten esos elementos, y se pretende llamar la atención sustituyendo la belleza por lo grotesco, la obra deja de convertirse en arte para pasar a ser un mero juguete visual con el simple y vulgar propósito de entretener.
En segundo lugar, pienso que la obra de arte está muy ligada al concepto de creación. En la obra de arte, el hombre crea belleza de la “nada”. Pero cuando el arte consiste en la manipulación de objetos dispuestos de una determinada manera (sillas con cubos de agua, camas, monitores de televisión,…), no exige la creación del artista. Exige un mínimo esfuerzo para la disposición de objetos cotidianos, al alcance de cualquier mente humana. En definitiva, la vanguardia y lo nuevo no equivale a lo bueno y a lo bello.
Mi profesor de estética no estaba en absoluto de acuerdo conmigo, y discutimos durante una clase entera. Él, que era un poeta más bien malo, aunque con cierta elegancia, consideraba, como mandan los cánones de la moda, que el concepto de belleza está obsoleto. Y desde entonces no he vuelto a escuchar nada más estúpido.
PD: Como demostración de que no todo el arte contemporáneo se reduce a la basura que nos colocan en las exposiciones de tercera, pongo un cuadro de uno de mis pintores favoritos: Mark Rothko. Murió en el 70, y él sí creía en la Belleza.
En uno de los múltiples vídeos que se exhiben en la Bienal de Arte Contemporáneo se puede oír cómo una voz repite incansablemente “¿qué es el arte?” mientras puede verse el rostro de una joven cuya cara es manoseada de forma continua. ¿Qué es el arte? Como respuesta a esta pregunta, han aparecido innumerables definiciones a lo largo de la historia, muy dispares entre sí y la mayoría de ellas coinciden en la inclusión de la belleza como algo imprescindible. Sin embargo, las obras que se exhiben en el monasterio de la Cartuja, no parecen encajar con las características que se le presuponen a una obra de arte.
A pesar del importante presupuesto con el que contaba, la Fundación Biacs no ha sabido dotar de unidad al conjunto de obras expuestas. Al salir, uno tiene la sensación de haber recorrido un parque temático, lleno de formas y colores, pero que dejan una sensación de vacío enorme, y una intuición de estafa cultural. Pueden ser muchas las sensaciones al contemplar la BIACS, pero desde luego, no la de haber contemplado una verdadera obra de arte.
En primer lugar, si entendemos el arte como un equilibrio entre conocimiento, expresión y formación, no es posible que todo lo que denuncie, provoque, o contenga un mínimo de belleza pueda ser considerado arte. Para que eso ocurra, debe haber una firme intencionalidad estética, perseguir la belleza estrictamente y buscar la forma por la forma. La belleza es lo fundamental, y luego se puede buscar la provocación, la reflexión de los receptores, la originalidad, etc. Pero cuando se invierten esos elementos, y se pretende llamar la atención sustituyendo la belleza por lo grotesco, la obra deja de convertirse en arte para pasar a ser un mero juguete visual con el simple y vulgar propósito de entretener.
En segundo lugar, pienso que la obra de arte está muy ligada al concepto de creación. En la obra de arte, el hombre crea belleza de la “nada”. Pero cuando el arte consiste en la manipulación de objetos dispuestos de una determinada manera (sillas con cubos de agua, camas, monitores de televisión,…), no exige la creación del artista. Exige un mínimo esfuerzo para la disposición de objetos cotidianos, al alcance de cualquier mente humana. En definitiva, la vanguardia y lo nuevo no equivale a lo bueno y a lo bello.
Mi profesor de estética no estaba en absoluto de acuerdo conmigo, y discutimos durante una clase entera. Él, que era un poeta más bien malo, aunque con cierta elegancia, consideraba, como mandan los cánones de la moda, que el concepto de belleza está obsoleto. Y desde entonces no he vuelto a escuchar nada más estúpido.
PD: Como demostración de que no todo el arte contemporáneo se reduce a la basura que nos colocan en las exposiciones de tercera, pongo un cuadro de uno de mis pintores favoritos: Mark Rothko. Murió en el 70, y él sí creía en la Belleza.
Y seguirán intentando vendernos cancamusa artística durante muchos años más, no te quepa duda. Por desgracia.
ResponderEliminarA cualquier cosa la llaman arte. Hoy día para ser artista no hace falta más que tener un nombre. Por suerte sigue existiendo gente con gran talento que logra sobresalir de vez en cuando y dejarnos gozar con sus obras. En cualquier caso, siempre nos quedará París.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHoy en día se hacen pasar por arte muchas cosas que después solo sirven para decepcionar a quien de verdad le gusta, y para entretener a quien no entiende o no tiene interés en más. No le tengo especial cariño a Rothko, pero el texto, ¡chapó!
ResponderEliminarGracias, Casimiro agradece el piropo. Dice que le cae bien la gente que cuida gatos golfos.
Un saludo.
Estoy de acuerdo con mi querida Lagadama, Rothko no es de mi especial agrado. Pero vuelvo a coincidir con Caótica, el texto chapó, y no sólo este, sino todos los que llevo leído.
ResponderEliminarY me gusta Silvio, sobre todo porque se arranca a cantar "Como el Agua".
Un saludo.
Bueno pues ya está entre todos montamos un zoo-aquarium y listo! jaja
ResponderEliminarQué alegría me da abrir esto y ver tantos comentarios!! Dríada, encantado de tenerte por aquí también. Debo decirte que estoy aprendiendo mucho gallego gracias a tus comentarios en la casa de cables de A.
ResponderEliminarTambién aparece estelarmente Gon, que últimamente me odia más que me quiere. El sentimiento es mutuo, jajja.
Ay Deyanira, Deyanira... que ya sé quién eres. Pero como otra de mis dualidades es que soy valiente en el campo de batalla, pero cobarde cuando regreso a casa a curarme las heridas, todavía no me arriesgo a equivocarme.
Buko, imperdonable que no te haya puesto ningún comentario aún en ese grandioso y desgraciado diario de rodaje y en otras entradas. No ocurrirá más.
Besos y abrazos para todos.
Sabes que en el fondo todo lo que te digo es pura interpretación, me limito a seguir el guión...
ResponderEliminarAlgún día dejarás de ser mi celestino, para convertirte en mi fiel escudero jajaja
Dejo esa pequeña anotación en este espacio tan culto y nutrido...
Zalete, por qué no creas tu propio espacio culto y nutrido?
ResponderEliminarQuerido amigo, no recorrí cientos de Kilómetros desde el lejano sur para llegar a esta santa y llana tierra, y convertirme en escudero.
ResponderEliminarSi vine fue para encontrar a Dulcinea.
¿Acaso desprecias las miles de aventuras por recorrer a lomos de mi corcel escuchando Smells like teen spirit? Valiente osadía!
ResponderEliminarEn cuanto a lo de crear mi propio espacio... quedaría rebajado a un mero rincón de internet sin pena ni gloria...al menos mientras no tenga nada que decir...prefiero ir dejando la alfombra llena de mierda en cada uno de los vuestros, jeje
Hombre pero si estabais aquí todos...
ResponderEliminarDaniel tengo que decirte que me encanta tu blog, y te invitaría a leer el mio, pero es en gallego...
Intenta convencer a Zalete para que cree su propio blog, que es un artista como la copa de un pino y a mi me encantaria ser seguidora suya, bueno ya lo soy.
me encanta tu blog, dani y me reconcilia con la juventud, que la había dado por perdida, no por las drogas, sino por la incultura....pero veo que lírica no le falta a este rincón que dignifica el mundo virtual....
ResponderEliminarsoy teresita
ResponderEliminarteresita dijo: "soy teresita". Eso sí que es una afirmación de la propia identidad, y que se quiten los Heideggers y los Kierkegaards.
ResponderEliminarBukowski:
ResponderEliminartambién que se quite Schopenhauer y el mísmisimo Bukowski....
Dani avisa al usurpador de Bukowski que no ha medido bien las fuerzas, ni las consecuencias al intentar provocarme.....
teresita.
Bukowski, no sabes lo que has hecho...., atente a las consecuencias, va a caer sobre ti todo el peso del pensamiento. teresita
ResponderEliminar¡Rayos y centellas, Tintín!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarUn poco más bie tarde que temprano descubro esta entrada sobre el arte. Te veo, carisimo amici, muy cercano a los clásicos; quizás por tu formación, pero a mi modo de ver, en esta cuestión entre Platón y Aristóteles se "meriendan" (perdón por lo llano de la expresión) el concepto y lo demás son palos de ciego. Ellos defienden la belleza en la obra de arte; el uno como emanación (o paticipación más bien) de una idea perfecta, de un arquetipo inalcanzable pero que informa cada obra, y el otro como algo útil para el ser humano, por la que cada uno, cada una (no os engañéis, en general los griegos consideraban a la mujer como una ser de segunda categoría) obtenía un placer físico e intelectual a través de la contemplación del objeto. Yo también creo en la belleza como parte integrante de la obra de arte; quizás no sólo como belleza física sino también como belleza intelectual pero belleza al fin y al cabo. Francamente, creo que Tú y yo estamos muy lejos del concepto utilitarista y pragmático de aquello de "arte es todo aqllo que el ser humano llama arte". Es de Formaggio, un crítico muy en la boca de todos los que enseñan eso tan inaccesibleque se llama arte.
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