Lo bueno que tiene andar chocando el coche con macetas, vivir a trece grados bajo cero, que la nieve enfríe las ideas, pasar el día grabando saludos navideños, estar preocupado por esto y aquello, comer deprisa unas chuletas deprimidas, que tu mesa de trabajo sea una maqueta a escala del mismo Caos, y estar envejeciendo mientras tanto... Lo bueno que tiene todo esto, es que, de vez en cuando, surge un rayo de sol. Surge de unos ojos grandes, del humo de un café recién hecho, del primer chorro caliente de la ducha, de una sonrisa inesperada. De algún lugar acaba surgiendo, y su calor es suficiente para que el motor que mueve todo esto siga funcionando.
PD: Soy hombre de palabra, y como tal, acabo haciendo lo que prometo. Sólo tengan un poco de paciencia conmigo.