Queridos amigos, lectores asiduos y fugaces de este humilde blog, escribo una vez más una entrada transitoria hasta otra más interesante. Como aquí todo tiene cabida (el arte, el cine, la tontería, la literatura, las pamplinas y mis desvaríos multicolores), estoy trabajando en un artículo más profundo sobre los males de nuestro tiempo que espero colgar en breve.
Mientras tanto, puedo contar que, como es habitual en mí, la llegada del invierno acentúa mi melancolía, angustia y aburrimiento. Ando enfrascado de forma ambigua y vaga en la difícil búsqueda de la ilusión. Se trata de un asunto con el que suelo jugar al ratón y al gato, y una vez más no hay manera de encontrarla. Busco la ilusión por los rincones hasta que me canso, y así van transcurriendo los días, lentos y rápidos al mismo tiempo. Nada llama mi atención, nada espero y nada llega.
Mientras tanto, puedo contar que, como es habitual en mí, la llegada del invierno acentúa mi melancolía, angustia y aburrimiento. Ando enfrascado de forma ambigua y vaga en la difícil búsqueda de la ilusión. Se trata de un asunto con el que suelo jugar al ratón y al gato, y una vez más no hay manera de encontrarla. Busco la ilusión por los rincones hasta que me canso, y así van transcurriendo los días, lentos y rápidos al mismo tiempo. Nada llama mi atención, nada espero y nada llega.